Enrique Echeburúa: "La violencia psíquica responde a una ideología machista"

Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica, fue el encargado de pronunciar la conferencia del Acto que el Colegio de Psicología de Navarra organizó para dar la bienvenida a los nuevos colegiados durante el año anterior y para entregar unas menciones honoríficas a quienes han cumplido 25 años de colegiación. Su ponencia llevó por título un tema que no deja lugar a la duda: “Frontera entre la relación de pareja conflictiva y violencia psicológica”. Antes de la conferencia, hablamos un momento con él.

¿A partir de qué momento se puede hablar de que en una pareja una persona ejerce violencia psicológica sobre la otra?
Se ejerce una violencia psicológica sobre la pareja cuando uno de los miembros recurre a humillaciones continuas, amenazas, restricciones sociales y económicas o a la imposición de conductas degradantes (por ejemplo, en el ámbito sexual). Además, la víctima comienza a manifestar consecuencias psicológicas (depresión, ansiedad, etc.) que frecuentemente no puede afrontar por sí misma y que requieren una ayuda profesional.

¿Qué situaciones típicas se dan cuando se valora que una persona ejerce violencia psicológica sobre la otra? Es decir, ¿cómo empieza una persona a ejercer esta violencia? ¿cómo se perdura en el tiempo sin que la otra persona diga basta?
Las personas pueden comenzar a ejercer violencia psicológica de una forma sutil, impidiendo a la víctima estar con sus amistades, tratando de evitar la relación de la víctima con la familia, estableciendo conductas controladoras (por medio del WhatsApp, por ejemplo), mostrando sospechas injustificadas de fidelidad o imponiendo conductas de acoso en los casos de ruptura.

Hay mujeres que no quieren ver esta realidad porque tienen una idea romántica del amor, sobrevaloran la relación de pareja o se autoengañan pensando que su pareja va a cambiar. Además, los agresores pueden ser en ocasiones encantadores y  tienen momentos buenos que pueden inducir a engaño a la mujer, que no sabe a qué atenerse.

¿Cuáles son los motivos principales por los que se da esta situación?
La violencia psíquica responde a una ideología machista, que se traduce en que el hombre considera a la mujer como algo en propiedad, que debe ser sumisa a él y a la que hay que aplicar medidas coactivas si no se pliega a sus deseos. Muchos hombres en estas circunstancias muestran una autoestima baja y no son capaces de asumir el reto democrático que supone la equiparación de derechos entre hombres y mujeres.

Dejando al margen situaciones extremas, ¿qué actitud adopta el agresor cuando una persona desde fuera le dice que está agrediendo?
Muchas hombres utilizan mecanismos de negación (quitar importancia a lo ocurrido o atribuir la culpa a la mujer) porque el maltrato ahora está muy mal visto socialmente y supone un castigo penal muy severo.

¿Se dan situaciones en las que el agresor da el primer paso para pedir ayuda?
Esta situación es excepcional por lo que he comentado en la respuesta anterior. Sin embargo, hay hombres que en sus momentos de lucidez se percatan de que esta conducta es inaceptable, mucho más aún cuando se refiere a una mujer con la que han establecido un proyecto de vida en común y que es a menudo la madre de sus hijos. En estos casos pueden consultar por iniciativa propia (sin mediar una sentencia judicial).

¿La violencia psicológica es el primer paso hacia la violencia física? ¿O son independientes?
Hay veces en que la violencia psíquica es el primer peldaño para la violencia física (el maltratador no comienza ejerciendo la violencia física), pero hay otras ocasiones en que no se pasa de la violencia psíquica. Esto último ocurre más en personas con un nivel educativo y social superior o cuando el agente de la agresión es la propia mujer.

¿Hay más violencia psicológica hoy que hace 20 años?
Es muy difícil saberlo. Hoy la violencia es mucho más visible y más inadmisible socialmente. Lo que puede agravar actualmente esta situación es que la mujer ha adquirido una igualdad de derechos con los hombres y muchos hombres no acaban de asumir esta situación en lo que se refiere al establecimiento de unas relaciones simétricas de pareja.

¿Los psicólogos tienen una formación adecuada a la hora de afrontar este tipo de escenarios?
Cada vez la formación de los psicólogos es mejor para afrontar este problema porque hay muchos cursos, másteres y textos en donde se ofrecen herramientas de utilidad para abordar este problema. Además, en muchos lugares hay equipos especializados para tratar a víctimas de maltrato, hombres maltratadores o a menores que son víctimas de la situación de maltrato de sus padres.

Enrique Echeburúa
Donostiarra (de 1951), Echeburúa es catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco y miembro de la Academia Vasca de las Ciencias, las Artes y las Letras (Jakiunde), pero imparte conferencias y clases por todo el mundo, llegando a ser profesor invitado en las universidades canadienses de Québec y Calgary.

Es autor de más de 400 publicaciones en libros y revistas científicas en temas como el trastorno del estrés postraumático, la violencia familiar y el juego patológico, los trastornos de personalidad y la psicología clínica forense. Además ha escrito 32 libros, entre los que destacan “Personalidades violentas” (1994), “Manual de violencia familiar” (1998), “Abuso sexual en la infancia” (2000), “Abuso de alcohol” (2001),  “Superar un trauma” (2004), “¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino?” (2010), o el reciente “Adicción a las redes sociales y nuevas tecnologías en niños y adolescentes”(2012).