Aportaciones del modelo integral para el tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria

Los trastornos de la conducta alimentaria son cada vez más frecuentes en la población, causando gran sufrimiento a las personas que la padecen y en sus familiares. En general, todos los pacientes presentan dificultades de cambio y los procesos terapéuticos se tienden a dilatar en el tiempo. No obstante, existen pacientes especialmente resistentes al cambio, cuya recuperación se complica y deriva en una cronicidad indeseada.

Discriminar entre unos pacientes y otros de manera precisa y pronta es una de las principales tareas del proceso diagnóstico, además de la detección precoz del inicio de los trastornos cuando aún sus síntomas son tan tenues que pueden pasar desapercibidos para aquellos que no tienen aún suficiente experiencia clínica. Delimitar estas características es importante, entre otras razones, porqué los pacientes de corta/media evolución y los pacientes de larga evolución van a requerir intervenciones específicas diferenciadas para que su recuperación llegue a buen término.

Antes de tal delimitación hay que definir qué diferencia un paciente de media/corta evolución y un paciente especialmente resistente al cambio. Para su delimitación se han tenido en cuenta el número de años que el paciente presenta el trastorno y el número de tratamientos intentados sin éxito. Según ambos criterios, (número de años de evolución en el trastorno y número de intentos de tratamiento realizados), existen dos grandes grupos de pacientes:

1) pacientes de corta/media evolución que tienden a mejorar con cierta estabilidad en un periodo de 2-5 años,

2) pacientes de larga evolución que llevarían más de 7 años con el trastorno y/o habrían recibido más de 3 tratamientos, por distintos equipos, sin haber conseguido realizar cambios estables.

Por todo ello, surge para el profesional de la psicología la necesidad de encontrar tratamientos que resulten eficaces para los pacientes con TCA. El modelo de intervención terapéutica del Hospital Universitario La Paz de Madrid, basado en la capacitación de pacientes y sus allegados, guiados por un terapeuta, está consiguiendo unas altas tasas de recuperación. Incluso, hay esperanza para los pacientes de larga evolución Si el equipo terapéutico se replantea sus objetivos terapéuticos y basa su intervención en el funcionamiento cognitivo, emocional y conductual del paciente, llamativamente diferente al resto de los pacientes menos resistentes, el pronóstico cambia favorablemente. Es sorpresivo y muy gratificante observar que, al cambiar el sustrato psíquico incapacitante, la tendencia a la resistencia revierte y se consigan mejorías inesperadas. Los datos de nuestro trabajo en el Hospital La Paz y el hospital Santa Cristina (formato de Hospital de día) nos han indicado que el periodo de esperanza sigue vigente en pacientes con más de 20 años de evolución que nunca mostraron cambios permanentes.

Ahora bien, tener la esperanza de que cada ser humano y cada paciente posee siempre una oportunidad, no indica que el proceso de cambio vaya a ser fácil ni corto. Si, como dicen los sabios, todo cambio se efectúa avanzando dos pasos hacia delante y uno hacia atrás, este tratamiento hace honor a tal máxima. Su proceso terapéutico entrañará grandes dificultades por lo que el camino hacia la recuperación tendrá que ser una mezcla de conocimiento, sabiduría y arte.