Pautas para informar sobre personas con discapacidad
Pautas para informar sobre personas con discapacidad
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Las personas con problemas de salud mental a menudo enfrentan estigmas y discriminación en la sociedad. Los medios de comunicación tienen el poder de desempeñar un papel positivo al promover una comprensión más empática y precisa de estas cuestiones. Por ello es esencial considerar ciertas pautas y prácticas para garantizar un trato adecuado en la cobertura periodística.
Apelando a la responsabilidad social de los medios “para seguir avanzando en la inclusión de las personas con discapacidad en la sociedad”, recoge el siguiente decálogo de buenas prácticas para garantizar sus derechos:
- Son personas con discapacidad, no discapacitados.
- No uses la discapacidad como sustantivo.
- Se vive con discapacidad, no se sufre ni se padece.
- Dirígete directamente a la persona con discapacidad, no a su intérprete o persona de apoyo.
- No infantilices ni el trato ni el lenguaje.
- No contrapongas normalidad a discapacidad.
- Huye de lugares comunes: no caer en connotaciones victimistas o negativas, ni trasladar la imagen de que las personas con algún tipo de discapacidad son héroes o heroínas.
- Cada persona es única y la discapacidad es diversa.
La guía recomienda evitar la simplificación excesiva y el uso de estereotipos a la hora de hablar de salud mental
A lo largo de sus páginas, el documento recoge una serie de cuestiones generales comunes a todas las discapacidades, relacionadas con el lenguaje (términos de uso desaconsejado, no usar la discapacidad como sustantivo, no utilizar descripciones negativas, etc.) y para un trato adecuado (dirigirse directamente a la persona con discapacidad en lugar de hablar a terceras personas, facilitar la accesibilidad del entorno, asegurarse de que necesita ayuda antes de dar por hecho que la necesita, etc.), exponiendo lo que debe hacerse y lo que no a la hora de dirigirse a -y hablar de- las personas con discapacidad.
De forma específica, la guía se estructura en diversos apartados, en función del tipo de discapacidad (a saber, discapacidad auditiva, discapacidad visual, sordoceguera, discapacidad física y orgánica, discapacidad intelectual, trastorno del espectro del autismo y discapacidad mental), indicando, para cada uno de ellos, las pautas para un trato adecuado y el uso de un lenguaje inclusivo.
Concretamente, en relación con la salud mental, CERMI Aragón recuerda la trascendencia de “evitar la simplificación excesiva y los vínculos no fundamentados entre la enfermedad mental y ciertos estereotipos, como la violencia o la genialidad”. En este sentido, considera esencial la presentación precisa y equilibrada de las historias para evitar reforzar conceptos erróneos y perpetuar el estigma.
Asimismo, subraya la importancia del uso de un lenguaje respetuoso y preciso. Teniendo en cuenta el impacto significativo que tienen las palabras en la percepción del público, es fundamental “evitar términos despectivos o sensacionalistas al referirse a personas con problemas de salud mental”. Es clave aquí el uso de un vocabulario inclusivo y empático, por su influencia en la percepción de la información ofrecida.
Es crucial el uso de datos precisos y fuentes expertas para una cobertura informativa precisa y equilibrada
El documento apela también a la elección de datos precisos, y fuentes autorizadas, expertas y verificables para una cobertura informativa precisa y equilibrada, dado que, no hacerlo puede “perpetuar malentendidos y falsas creencias sobre la salud mental”.
Para un trato adecuado, se recomienda que, a la hora de redactar un titular y una noticia, se evite mencionar el problema de salud mental si no es relevante en la información sobre el suceso y no es causa directa o determinante del hecho relatado.
En pro del uso de un lenguaje inclusivo, la guía señala lo siguiente:
- Evitar asociar el problema de salud mental con violencia, marginación, aislamiento, genialidad o excentricidad, «a menos que sea esencial y exista una clara causa y efecto».
- Hablar sobre personas con un problema de salud mental, no de ‘locos’, ‘dementes’, ‘enfermos mentales’, ‘esquizofrénicos’, ‘bipolares’.
- Utilizar los términos: centro de salud mental, centro de día, centro de rehabilitación, centro neuropsiquiátricos, y evitar el uso de: manicomios o instituciones mentales.
- Hablar de ingreso hospitalario, no de internamiento.
- De igual modo que no se hace con otras problemáticas, los problemas de salud mental no deben ser el foco de los titulares de sucesos asociados a sus protagonistas.
Recoge también directrices para un uso correcto del lenguaje visual, tales como, evitar estereotipos y caricaturas que puedan perpetuar ideas erróneas, investigar a fondo los trastornos y las experiencias antes de representarlos visualmente, obtener el consentimiento y respetar la privacidad de las personas con experiencias de salud mental cuando se presenten sus historias, no hacer uso de imágenes gráficas o sensacionalistas que puedan causar angustia innecesaria o glorificar los trastornos y no hablar de métodos utilizados en el abordaje de un suicidio, ni mostrar imágenes sobre cómo se produjo.
- Evita ahondar en la doble discriminación que supone ser mujer con discapacidad
- La accesibilidad universal es un derecho. Es responsabilidad de todos, también tuya, garantizar comunicaciones, contenidos y entornos accesibles