"El trastorno de personalidad provoca alteraciones en el autoconcepto y en la percepción de los otros"
"El trastorno de personalidad provoca alteraciones en el autoconcepto y en la percepción de los otros"
Se trata de un curso organizado por el Colegio de Psicología de Navarra en el que se inscribieron más de 20 profesionales. Hemos hablado con ella sobre la materia que analizó durante el curso "Los desafíos de los trastornos de la personalidad".
¿Cómo se define un trastorno de la personalidad?
El trastorno de la personalidad es un diagnóstico que utilizamos los profesionales de la Salud Mental para dar cuenta de personas con estilos de personalidad rígidos que generan un sufrimiento en uno mismo y/o en los otros. Son trastornos evolutivos, es decir, que se desarrollan desde la infancia y suelen cristalizar en la adolescencia. En su desarrollo se entrelazan factores temperamentales (disposiciones biológicas innatas) con factores ambientales (experiencias vinculares). Podemos decir que los síntomas que configuran los diferentes perfiles de trastornos de la personalidad dan cuenta y son efecto de estrategias relacionales no funcionales que la persona ha puesto en marcha para afrontar vivencias abrumadoras.
¿Cuáles son los síntomas más destacados de estas personas?
En las clasificaciones internacionales (CIE y DSM) existen diferentes tipos de trastornos de personalidad y, dependiendo del tipo, los síntomas pueden ser muy diversos y no siempre darse en todas las personas que sufren el mismo trastorno. Por ejemplo, las personas que sufren un trastorno límite de personalidad a veces manejan emociones dolorosas a través de conductas impulsivas o autodestructivas. En otras personas con este diagnóstico predomina el miedo al abandono y los sentimientos de vacío, no habiendo presentado nunca estas conductas.
¿Estos trastornos generan problemas de relación con los demás?
Sí, en términos generales, podemos afirmar que los síntomas más evidentes en todos los trastornos de la personalidad suelen ser los problemas relacionales. Estas personas tienen dificultades para establecer una dependencia sana. La capacidad para entablar relaciones de calidad y cuidado es un signo de una personalidad sana. Las teorías evolutivas han tendido a sobrevalorar el desarrollo de la autonomía frente a la capacidad de vinculación y de compartir intimidad. Sin embargo, un equilibrio entre ambos aspectos es esencial para la sana dependencia. En las personas a las que podemos diagnosticar de trastorno de personalidad también hay dificultades en la adaptación social, entendida como fallo en el desarrollo de conductas en beneficio de la sociedad y/o en el establecimiento de relaciones satisfactorias con los demás. La adaptación social no está necesariamente vinculada al éxito social o profesional, está más en relación con la capacidad para mantener vínculos de amor y cooperación. Estas personas también suelen presentar alteraciones en el autoconcepto y en la percepción de los otros y del mundo. Por último, diría que el aspecto más importante de esta patología es la rigidez en el funcionamiento que hace que a la persona le resulte difícil cambiar y aprender de la experiencia a pesar de que sus sentimientos, pensamientos y conductas le generen mucho sufrimiento.
¿En qué se ve afectada en el día a día una persona con este trastorno?
Las personas a las que se diagnostica un trastorno de personalidad pueden tener dificultades de diferente índole, dependiendo del tipo de trastorno de personalidad y de su gravedad. Pero si tuviéramos que decir algo muy general podríamos suscribir la famosa frase que se ha atribuido a Freud sobre las personas sanas como aquellas con capacidad de amar y trabajar. Las personas con este trastorno tienen dificultades en estos dos ámbitos (relacional / académico-laboral).
¿Se está diagnosticando más casos en los últimos años de este trastorno?
Esta es una pregunta muy interesante dado que nuestro contexto sociocultural es una especie de ecosistema que pone los elementos necesarios a disposición del individuo para la creación de su identidad. Una manera de conocer la influencia de los cambios sociales en el desarrollo de la patología mental son los estudios epidemiológicos longitudinales, pero existen pocas investigaciones que estudien los cambios en la prevalencia de los trastornos de personalidad a lo largo del tiempo. Se ha evidenciado, a partir de la Segunda Guerra Mundial, tanto en Estados Unidos como en Europa, una mayor frecuencia del trastorno antisocial de la personalidad y de otros trastornos del espectro impulsivo, como el abuso de sustancias en los adolescentes y adultos jóvenes. Hay otros estudios epidemiológicos que evidenciaron, hace más de una década, un aumento de la prevalencia en el trastorno límite de la personalidad. Del resto de trastornos de personalidad no existen datos concluyentes. El manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la APA (DSM-5-TR) reconoce que la prevalencia actual del trastorno límite de personalidad seguramente es mayor de la estimada, algo que coincide con la percepción de muchos de los profesionales de Salud Mental. En mi opinión, tanto los “sujetos borderline” como los “narcisistas y antisociales”, son la patología arquetípica de nuestro tiempo. La patología emergente hipermoderna de nuestra era son los trastornos de la personalidad, de la misma manera que en la época victoriana de Freud lo era la histeria. En la sociedad occidental, la personalidad narcisista y la antisocial resultan especialmente adaptativas y hasta exitosas. Se hace entonces necesario, no solo comprender cómo la personalidad y sus trastornos se moldean con las profundas transformaciones de la sociedad, sino reflexionar sobre cómo la proliferación de este diagnóstico alerta sobre algunos aspectos de nuestro contexto sociocultural.
¿Cuáles son los objetivos que quería conseguir en este curso orientado al profesional de la psicología?
Desearía que los asistentes tuvieran una visión más comprensiva y profunda sobre las dificultades de las personas que sufren esta patología. Para ello utilizo el cuento de "Alicia en el País de las Maravillas" de Lewis Carroll como herramienta didáctica para explicar algunos conceptos. Esta mirada espero que ayude al profesional a que sus intervenciones psicoterapéuticas sean más eficaces. También he buscado fomentar la curiosidad sobre algunos modelos de intervención de eficacia demostrada como la terapia basada en la mentalización. En resumen, que los participantes puedan ampliar horizontes, más allá de las clasificaciones internacionales.