Blanca Martínez Bugarín: “Cuando un niño tiene su primer móvil debe asumir responsabilidades y aceptar compromisos"
Blanca Martínez Bugarín: “Cuando un niño tiene su primer móvil debe asumir responsabilidades y aceptar compromisos"
Se acercan unas fechas en las que los Reyes Magos, Papá Noel o el Olentzero quizá tengan por encargo dejar un móvil a muchos niños-adolescentes. Esos mismos chavales que hace pocos años se conformaban con unos patines o con ir al Circo. Y puede ser un quebradero de cabeza para muchos padres saber si ha llegado el momento de asumir que ya tienen edad para tener un móvil.
Si está en esa situación, sepa que no todo es blanco o negro. Y que tener una edad determinada no garantiza que tener un móvil siempre sea bueno o malo. Intervienen muchos factores. Hemos hablado con Blanca Martínez Bugarín, psicóloga responsable de Pause, un programa educativo para fomentar el uso seguro de las tecnologías de la información en Navarra que ha creado la Asociación Navarra para la Investigación, Prevención y Rehabilitación de las Adicciones (Antox).
En Francia, el pasado verano, una de las noticias del comienzo del curso fue la prohibición que se hizo para que 12 millones menores de 15 años usaran aparatos electrónicos en el colegio, cumpliéndose así una promesa electoral de Emmanuel Macron. ¿Qué opina de esta ley en Francia?
Desde mi punto de vista, la prohibición del uso de los móviles en los centros educativos no es la solución a los problemas derivados de un uso inadecuado de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación), ya que, de este modo no se afrontan los problemas existentes, sino que se trasladan de los centros escolares a otros espacios.
Los móviles son instrumentos que forman parte del proceso educativo y de socialización de menores y adolescentes, y es por ello fundamental educar en el desarrollo de una buena salud digital. Para ello, es prioritario promover la implicación de la familia a través de acciones formativas sobre las TIC, con el objetivo de que puedan prevenir y detectar un uso problemático, además de ofrecerles orientación en el establecimiento de pautas para que promuevan en sus hijos un uso controlado, responsable y seguro de las TIC.
¿Por lo tanto no lo aplicaría en España?
Pienso que no, porque a pesar de que en España no hay una ley establecida, en la mayor parte de los centros educativos, en la actualidad, se prohíben los móviles. Los centros se acogen a esta prohibición basándose en el Real Decreto de Derechos y Deberes de los Alumnos y las normas de convivencia en los Centros (RD 732/1995, de 5 de mayo) que recoge la prohibición de cualquier comportamiento que altere el desarrollo de la clase o incomode a los demás compañeros. A pesar de que en el texto no se hace referencia explícita en relación a que los móviles no puedan utilizarse en las clases, se considera que su uso puede alterar el desarrollo de la misma y, de ahí, su prohibición.
¿Entiende que con solo prohibir no se arregla el problema?
Desde mi punto de vista, la normativa tendría que ir acompañada de acciones educativas, puesto que, no me parece efectiva la prohibición sin educación, fundamentalmente cuando nos estamos refiriendo a menores, adolescentes y jóvenes. Es prioritario, en lo referente a lo normativo, explicar el por qué y para qué y educar en la responsabilidad. Considero que, prohibiendo el uso de los móviles en los centros educativos, es cierto que se restringe el mal uso durante un espacio de tiempo y en un lugar determinado, pero no se enseña a utilizar las tecnologías. Y, de este modo, el uso inadecuado de las TIC, se hace extensible a otros espacios como el familiar, social…
¿Cuánto puede distraer o perjudicar la presencia de los móviles en los colegios?
Desde luego que la distracción puede ser considerable ya que adolescentes y jóvenes utilizan el móvil con fines totalmente lúdicos (escuchar música, ver videos en YouTube, hablar con amigos, colgar fotografías…) y, por este motivo, tener el móvil en el bolsillo o en la mochila les resulta totalmente irresistible y pueden presentar dificultades de autocontrol del uso del dispositivo, con la consiguiente falta de atención y concentración en el desarrollo de las actividades escolares. Ante esta situación, se hace totalmente evidente la necesidad de una intervención formativa a nivel escolar, familiar y social para educar a los menores en competencias digitales mediante la utilización del móvil como herramienta de aprendizaje.
¿Asesoran los colegios a los padres a la hora de decidir si los niños pueden o no tener móvil?
En mi experiencia profesional constato la necesidad de orientación que tienen los padres con respecto a cómo educar y promover un uso responsable de las TIC desde la familia. Los padres de la sociedad actual carecen de modelos de referencia en esta área, en el resto de los ámbitos se utilizan los referentes paternos y maternos que cada uno tiene, pero en lo relacionado con la tecnología y su uso, es difícil educar por la falta de referentes.
La necesidad de acciones preventivas y formativas a familias en la promoción de un uso seguro, responsable y saludable de las TIC es evidente y no necesariamente se tienen que realizar desde el colegio, a pesar de que éste, podría ser un medio ideal para realizar estas acciones.
¿A partir de qué años considera oportuno que los niños tengan un móvil?
No hay consenso claro entre los profesionales puesto que es complicado establecer una edad determinada de inicio en el uso del móvil. Cuando un niño solicita un móvil, lo primero que hay que hacer es escucharle, dedicar un tiempo a intentar comprender el origen de su demanda y, posteriormente, teniendo en cuenta el grado de madurez del niño y sus necesidades concretas decidir si es conveniente entregarle un móvil.
Teniendo en cuenta todo lo anterior yo pienso que la edad mínima para tener un móvil podría establecerse a partir de los 12 años, y la edad ideal, los 15 años, partiendo del supuesto de que la edad cronológica está relacionada con el desarrollo madurativo, con lo que, a mayor edad, mayor desarrollo cognitivo y, por tanto, mayor capacidad para la toma de decisiones con responsabilidad.
¿Cuál considera que debe ser el uso adecuado que un niño dé a su móvil?
Lo primero que el niño tiene que saber, desde el primer momento en el que se le entrega el móvil, es que este hecho implica un avance importante en su proceso evolutivo, ya que, supone asumir responsabilidades y aceptar compromisos. Es por ello, por lo que se ha de presentar, explicar y firmar (padre y/o madre e hijo/a), un contrato en el que tienen que aparecer reflejadas las normas de uso y las obligaciones inherentes a esta nueva adquisición.
Otro aspecto fundamental es que los padres conozcan que la edad mínima de utilización de redes sociales es de 13/14 años y cuando no se tiene esa edad es necesario el consentimiento de un representante legal, y, si actúan como tal, para permitir el acceso de los niños a redes sociales que sean conscientes de los riesgos resultantes de un acceso, a esas edades, sin supervisión.
¿Qué pautas se pueden dar a los padres para que los niños pequeños que reclaman un móvil no lo tengan aún?
Entre otras… dedicar el tiempo que sea necesario a escuchar activamente al niño; valorar la demanda teniendo en cuenta su nivel madurativo, su situación personal y las circunstancias familiares; intentar no dejarse influir en la toma de la decisión por la presión del niño y/o la presión social; comunicar al niño la decisión tomada ofreciéndole una explicación.
¿Los padres son conscientes del cambio que supone que el hijo tenga un móvil?
Considero que puede resultar de utilidad este ejemplo: Si un día nuestro hijo de 13 años nos dijese que quiere conducir, sin dudar, le diríamos que no, seguro, y tendríamos diferentes argumentos. Lo mismo sucede con los móviles, si un niño a partir de los 7 años comienza a pedir un móvil, es importante tener claro que la respuesta tiene que ser negativa y disponer de argumentos que la confirmen. Para ello, los padres deberían conocer cuáles son los riesgos de un uso inadecuado de las TIC, al igual que conocen, o tienen muy claros cuáles son los riesgos de que un niño de 13 años conduzca un coche. Y a su vez, también, sería conveniente que los padres tuvieran herramientas necesarias para promover una buena salud digital desde la familia y, de este modo, poder reducir la excesiva tolerancia y permisividad con respecto al uso que sus hijos hacen de las TIC.
En su ámbito profesional, ¿considera que en los últimos años ha aumentado el número de casos de niños/adolescentes con dependencia de los aparatos electrónicos tipo móvil, tableta etc.?
Sí, sin lugar a dudas. En la práctica clínica de PAUSE se ha detectado un incremento en el número de adolescentes y jóvenes, con edades comprendidas entre los 19 y los 25 años, con un uso abusivo y perjudicial de las TIC, los videojuegos online y, sobre todo, adicciones a juego de apuestas online y presencial (salas de juego de apuestas).
¿El uso temprano de móviles fomenta la aparición de más casos de acoso escolar y de ciberbullying?
Desde luego que sí, entiendo que es un planteamiento que, actualmente, está relacionado con la probabilidad: a mayor incremento de exposición y uso de las TIC, en edades tempranas, sin información, educación y supervisión, lógicamente mayor incremento de riesgos, desde el ciberbullying hasta de otro tipo. Es por lo que, una vez más es fundamental incidir en que la clave está en la educación. Educar es prevenir.
¿Cuáles son las pautas para tratar de que un niño deje su “adicción” a los móviles? ¿A partir de cuánto tiempo al día podríamos considerar que existe una adicción?
No es posible hablar de un número determinado de horas de uso de los dispositivos para hablar de adicción, puesto que, lo que caracteriza a una adicción, sea a una sustancia o no, es la pérdida de control en el uso, la pérdida de interés por otras actividades gratificantes y la interferencia grave en la vida cotidiana. Con respecto al tratamiento de las adicciones sin sustancia, considero que estamos ante un nuevo reto profesional. En las adicciones clásicas, el objetivo principal es lograr la abstinencia, que el paciente no vuelva a consumir la sustancia a la que tiene dependencia, mientras que, en tratamiento de las adicciones sin sustancia, el objetivo es que el paciente aprenda a hacer un uso controlado y responsable.
¿Las relaciones interpersonales han cambiado tanto debido al uso de estos aparatos?
Es una realidad que las TIC han propiciado un cambio en las relaciones interpersonales tanto de adolescentes y jóvenes como de adultos. La conectividad tiene una función socializadora, puesto que, ofrece la posibilidad de mantener relaciones sociales a larga distancia, en cualquier momento y lugar. Es, por tanto, una obviedad que facilitan la comunicación, el establecimiento y mantenimiento de relaciones y la integración en grupos de pertenencia. Es necesario tener presente que para los adolescentes y jóvenes las redes sociales constituyen una oportunidad de comunicación ilimitada (en tiempo y espacio) con su grupo de iguales siendo esto fundamental, debido al momento evolutivo en el que se encuentran.
¿Y esto puede afectar a la capacidad de empatía de los niños?
Si, considero que esta manera de relacionarse afecta directamente a la empatía, puesto que, en la comunicación a través de los dispositivos, no está presente el lenguaje no verbal (gestual y corporal), resultando éste un elemento fundamental de la comunicación, llegando a representar más del 55% del impacto que tiene el contenido del mensaje. Motivo por el cual, en muchas ocasiones se producen interpretaciones erróneas en la comunicación, a pesar de que el empleo de emoticonos intenta suplir esta carencia. Es necesario enseñar a comunicar a adolescentes y jóvenes para después educar en empatía presencial y virtual, con el objetivo de que reflexionen antes de enviar un mensaje (del tipo que sea), que piensen en el contenido de lo que están enviando, si es adecuado o no lo es, si a ellos les gustaría recibir un mensaje de esas características y como puede hacer sentir el mensaje al receptor.
¿Qué más “novedades” aporta este tipo de comunicación entre los jóvenes?
La comunicación mediante las TIC promueve el establecimiento de vínculos débiles puesto que se prioriza la pertenencia a numerosos grupos, aunque no se conozcan de manera presencial y, en muchas ocasiones, llevados por la necesidad de generar grupo de pertenencia se añade a personas y no se sale o se elimina el grupo a pesar de que no se mantenga contacto. El mundo virtual contribuye a crear una falsa identidad y a distanciar o distorsionar el mundo real y, de este modo, adolescentes retraídos y con un autoconcepto bajo son muy vulnerables a desarrollar adicción, puesto que encuentran un espacio en el que sentirse aceptados e incluso valorados.
¿Y cómo se puede abrir los ojos a los jóvenes para que vean las diferencias que aporta este tipo de comunicación?
Es fundamental enseñar a adolescentes y jóvenes las diferencias existentes entre lo íntimo, lo privado y lo público, para que cuando se relacionen a través de las TIC, sean conscientes de que el exponerse públicamente, con contenidos íntimos, puede tener consecuencias más que desagradables con repercusiones negativas en todas las áreas de su vida.