Alrededor de 200 intentos de suicidio declarados al día en España
Alrededor de 200 intentos de suicidio declarados al día en España
La cifra de decesos a causa de suicidios en España sigue creciendo, según los datos mas recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE). En 2021, se produjeron 16.831 fallecimientos por causas externas dentro de nuestras fronteras, correspondiendo 4.003 a casos de suicidio, lo que supone una subida del 1,6% respecto al año anterior. Estos números vuelven a colocar una vez más este problema de salud pública como la principal causa de muerte externa en nuestro país.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido este aumento de suicidios como un grave problema de salud pública, pues es ya la primera causa externa de muerte en hombres (2.982 fallecidos) y la tercera en mujeres (1.021 decesos). Asimismo, en el primer semestre de 2022 también se han registrado cifras alarmantes, contabilizándose 2.015 fallecimientos entre enero y junio del año pasado.
Para poner freno a este problema tan acuciante, desde el Consejo General de la Psicología (COP) se reclama la necesidad de implementar un Plan Nacional para la Prevención del Suicidio en España, tarea aún pendiente en nuestro país. La escasez de psicólogos en la sanidad pública para atender las necesidades psicológicas de la población les obliga a acudir a recursos privados, incrementándose así el riesgo de que, en caso de ideación o riesgo de suicido, se pongan en manos de personas que no tienen la cualificación y competencia necesarias.
Prevención de las conductas suicidas
De media, once personas mueren cada día por suicidio. La gravedad de esta cifra no se reduce únicamente a los decesos, también a diferentes manifestaciones como la ideación suicida, la planificación o los intentos de suicidio, que se estiman en 200 diarios. Además, este fenómeno no es monolítico, puesto que puede variar en intensidad, control, duración, impulsividad, letalidad o funcionalidad, entre otros aspectos. Asimismo, cada intento de suicidio también afecta y desconcierta a familiares y allegados que, con demasiada frecuencia, se en cuentran desamparados, paralizados y sin recursos institucionales a los que acudir.
Pero pese a que nos encontramos con un fenómeno complejo, multidimensional y multifactorial, el suicidio se puede evitar mediante estrategias de prevención y de detección del riesgo. En función de la población a la que vayan dirigidas, las estrategias de prevención se dividen en universales, selectivas o indicadas.
La prevención universal se dirige a toda la población con el objeto de aumentar la concenciación y sensibilidad sobre este fenómeno, disminuir el estigma, eliminar las barreras para el acceso a los sistemas de atención a la salud, promover la búsqueda de ayuda, mitigar el impacto de las crisis y potenciar factores de protección como el apoyo social y las habilidades de afrontamiento.
En cambio, la prevención selectiva está destinada a grupos específicos que tienen una mayor vulnerabilidad al encontrarse con pocos recursos o apoyo, como personas con problemas de salud mental, consumidores de drogas y alcohol, personas migrantes y población reclusa, entre otras.
Finalmente, las indicadas se dirigen a personas denominadas de alto riesgo, que muestran conductas suicidas y son especialmente vulnerables. Este grupo debe ser examinado por profesionales de salud mental para una correcta evaluación y comprensión del problema junto a la aplicación de un tratamiento psicológico específico.
La literatura científica apoya el uso de psicoterapias como la Terapia Dialectico Conductual y la Terapia Cognitivo-Conductual. Ambos tratamientos han demostrado tener efectos superiores al habitual en la reducción de ideación y tentativas de suicidio. Este tipo de terapias ofrecen la posibilidad de debatir acerca de dilemas existenciales en un ambiente seguro, donde el psicólogo puede validar el sufrimiento de quienes albergan deseos de dejar de vivir y les reorienta hacia la vida con nuevas técnicas de afrontamiento.
La detección en menores
En algunas ocasiones, existe una vinculación entre el acoso escolar y el suicidio en el grupo etario más joven. Para prevenir la ideación suicida en menores, se recomienda validar sus emociones y comunicarse con ellos, compartir los problemas para solucionarlos, evitar los momentos de tensión familiar, enseñarles la temporalidad de las situaciones y controlar el tiempo que pasan en las redes sin prohibírselas.
La profesora de Psicología por la Universidad de Oviedo, Susana Al-Halabi, considera "necesario potenciar las estrategias de promoción de la salud mental en los chicos y chicas adolescentes". En el caso concreto del acoso escolar, debemos evitar explicaciones genéricas que resulten simplistas: "No existe un único camino que lleve a un adolescente a decidir quitarse la vida. El suicidio es un fenómeno multifactorial complejo, dinámico y existencial en la adolescencia", detalla la especialista, que incide en la necesidad de evitar de terminadas visiones románticas sobre la muerte que suelen estar presentes entre algunos adolescentes.
Sin embargo, en relación con el bullying y el ciberbullying, la literatura científica "si ha determinado que los chicos y chicas que sufren acoso se encuentran en una situación de mayor riesgo para pasar de la ideación al acto suicida". Para evitar tener que recurrir a la posvención -el ofrecimiento de apoyo a la familia y al entorno cercano de las personas que han fallecido por suicidio-, es primordial "la prevención escolar y la intervención en el contexto familiar", así como "dejar paso a los psicólogos profesionales y bien formados en la ciencia de la prevención", añade Al-Halabi.