Adriana Goñi: “El suicidio es un tema que se esconde y se silencia”

21 Nov 2017
Adriana Goñi Sarriés

Adriana Goñi: “El suicidio es un tema que se esconde y se silencia”

Adriana Goñi imparte este viernes en Pamplona el curso “Información y aproximación al suicidio en Navarra” al Grupo de Intervención Psicológica en Emergencias y Catástrofes del Colegio de Psicología de Navarra.

Lo dicen los estudios que analizan las causas de mortalidad entre la población juvenil: La segunda causa  de mortalidad en los jóvenes en Europa es el suicidio. Y hablar sobre este asunto hoy en día sigue siendo complicado. “El suicidio es un tema que sigue estigmatizado, no se habla de él y se relaciona con la locura. Sigue siendo un tema que se esconde y se silencia”, afirma Adriana Goñi, psicóloga especialista en Psicología Clínica y directora del Hospital de Día Psicogeriátrico de la Red de Salud Mental de Navarra. Hemos hablado con ella antes de que comience a impartir este curso en Pamplona.

¿Por qué han aumentado los suicidios en los últimos años?
La OMS informa que alrededor de 800.000 personas se suicidan cada año, una muerte cada 40 segundos. Sin embargo, a pesar de que para muchos países constituye un problema de salud pública, no se disponen de registros fiables.  Se trata de un problema de elevada complejidad y gran alcance para los que, por el momento, no se han encontrado respuestas suficientes. Se estima que va a representar el 2,4% de la carga total de problemas de salud. Las tasas de suicidio en España son relativamente bajas en relación a otros países europeos y se mantienen más o menos estables, Navarra no ha experimentado cambios de tendencia y sus tasas son estables desde hace muchos años. 

¿Cuáles son los motivos principales por los que una persona sopesa la idea de suicidarse?
El suicidio existe desde el principio de la civilización humana y nos damos muerte por lo mismo que hace miles de años. Se trata de una radical determinación que conduce a cuestionar la propia existencia. Es un fenómeno humano complejo y de etiología multifactorial Ninguna causa o situación estresante por sí sola es suficiente para explicar la conducta suicida. Son necesarios varios factores que actúen acumulativamente. Podemos señalar: poner fin al dolor ya sea físico o mental, acabar con el aislamiento, confirmar un diagnóstico clínico, la incapacidad de asumir una pérdida, sentirse excluido o maltratado, la venganza e incluso no saber la razón.

¿Qué señales puede lanzar (de forma voluntaria o involuntaria) una persona que tiene intención de suicidarse?
Debemos estar atentos cuando la persona habla de sentimientos de ser una carga, de sentirse atrapado, de experimentar dolor, de no encontrar razones para seguir viviendo. Cambios en el estado de ánimo: depresión, pérdida de interés, rabia, ira, irritabilidad, ansiedad con agitación. Cuando existen señales como abuso de alcohol u otros tóxicos, búsqueda de métodos para suicidarse, conductas de riesgo temerarias, abandono de actividades que se hacían normalmente, aislamiento de la familia y amigos, despedirse de la gente o regalar objetos que son apreciados por el sujeto.

¿Qué debe hacer un familiar o un amigo de una persona que muestra indicios de plantearse un suicidio?
Conservar la calma, estar atento, acompañarle siempre, hablar del tema que le preocupa, valorar el riesgo (¿tiene ya un plan? ¿Tiene los medios para hacerlo?), eliminar el acceso a cualquier método, hablar con otras personas que le conozcan para ver si también han notado algo fuera de lo habitual o piensan lo mismo, ofrecer ayuda en tareas prácticas, saber dónde pedir ayuda, y finalmente cuidar de uno mismo.

¿Qué porcentaje de las personas que se suicidan pasan previamente por un centro de atención primaria o una consulta de un psicólogo y reconocen que tienen ideas suicidas?
Los estudios científicos nos dicen que una gran proporción de personas que se suicidan contactan previamente con los servicios de salud, especialmente con Atención Primaria (AP). Entre el 75 y el 83% contactaron con su médico de AP el año previo al suicidio y entre el 45 y el 66% en el mes anterior. Uno de cada tres contacta con un servicio de salud mental en el año previo al suicidio, y sólo uno de cada cinco en el mes anterior. La ideación suicida sólo es objeto de consulta en el 15% de los casos, la mayoría de los médicos generalistas desconocen los antecedentes de suicidio de sus pacientes. Respecto a reconocer las ideas suicidas, pienso que en AP no se exploran de forma sistemática y en salud mental debieran explorarse.

¿En qué ayuda más la intervención psicológica con la persona que tiene ideas suicidas?
Las Guías de Práctica Clínica (NICE, Servicio Nacional de Salud, Neozelandesa, etc) recomiendan hacer intervenciones psicoterapéuticas. Por el momento, no hay evidencia de qué técnica es más específica, pero concluyen que las intervenciones psicológicas son efectivas para la disminución de la repetición de la conducta suicida. Destacan la terapia cognitiva-conductual, la terapia de aceptación y compromiso, la dialéctica-conductual, la terapia interpersonal e incluso la mentalización para población seleccionada. 

Una persona que ha tenido una aproximación hacia el suicidio, ¿es considerada para siempre como persona con riesgo de suicidarse? ¿O llega el momento en el que se la considera ‘recuperada’?
Según lo que entendamos como aproximación, si ha realizado un intento de suicidio deberemos hacer un seguimiento y plan terapéutico, valorar el grado de letalidad y trabajar terapéuticamente con la persona dando al hecho la importancia que tiene, ayudarle a generar otro tipo de respuesta a las crisis. La evolución de la persona nos dirá si se ha recuperado.

Según las estadísticas de suicidios por países, en Europa, los estados del Sur tienen menor tasa de suicidios, aunque sus rentas per cápita, como es el caso de Grecia, España, Chipre, Malta…  son inferiores con respecto a países más ricos con mayor tasa de suicidalidad: ¿existe alguna relación entre capacidad económica y suicidios?
Se sabe que las dificultades económicas contribuyen a una peor salud mental. El estudio IMPACT, realizado en consultas de AP, compara la prevalencia de los trastornos antes y durante la crisis económica en España. Muestra un incremento de los trastornos mentales más frecuentes (depresión, ansiedad, abuso de alcohol) y un aumento del consumo de psicofármacos. El desempleo constituye el factor de riesgo más importante para este aumento. Sin embargo, en España no ha habido un aumento significativo del número de suicidios durante la crisis económica. Otro estudio (López Bernal et al, 2013) sí asocia la crisis con un aumento del suicidio en varones en edad laboral. En Navarra no se ha  observado un incremento en la demanda asistencial en Salud Mental en los años de crisis económica en comparación con años previos. Tampoco en relación al suicidio.

Los datos revelan que los fallecidos por suicidio doblan en España a los fallecidos por accidente de tráfico. ¿Por qué no hay campañas contra el suicidio y sí contra los accidentes de tráfico?
En la prevención de accidentes de tráfico se ha invertido mucho dinero y recursos, los resultados han sido muy buenos. El suicidio es un tema que sigue estigmatizado, no se habla de él, se relaciona con la locura, se esconde y se silencia. Genera sentimientos encontrados. Durante siglos ha sido condenado y muy mediatizado por connotaciones morales e ideológicas.

 ¿Es cierto que en los medios de comunicación no se habla de los suicidios por su efecto llamada? ¿Veis colaboración en general en los medios a la hora de hablar de este tema?
Los medios de comunicación hablan del suicidio cuando el personaje es público, cuando provoca consecuencias sociales y cuando va ligado a una problemática social. Sin embargo, los medios pueden y deben tener un papel muy activo en la prevención al ocupar un lugar privilegiado en la formación, y no solo en la información, a los ciudadanos. En Navarra, en mi experiencia, lo hacen muy bien y asumen un consenso a la hora de abordar estas noticias.